miércoles, noviembre 24, 2010

FELICIDAD

Cada quien tiene su vida; opinión de columnista de un periódico clasemediero o de un proto-oligarga neo-marxista enamorado de las nalgas y ojos de la hija su cliente preferido y, enojado con su proveedor de servicios de seguridad. Esperando que su inseguridad, tan humana no le cambie sus pensamientos.

Fui feliz un viernes por la noche con dos o tres cervezas o tal vez cuatro, o, cinco, o, seis; no sé. Eso sí; m0lesta que molesta a sus amigas.

Sábado por la tarde: sentimiento de vacuidad, ¿y qué puedo hacer con éste?

Domingo: Pleno totalmente, hablando en una conferencia, de la guerra fría, de su finalización, del comienzo y establecimiento de un mundo multipolar; todo en relación con un asunto religioso. La madre muy orgullosa; no cabe de alegría porque su su hijo es todo un cabronazo.

Lunes: bregando nuevamente, que dolor el no saber que hacer.

Martes: de nuevo pleno.

La felicidad no es un estado permanente, pero siempre llega.




lunes, noviembre 22, 2010

EL CLUB DE LOS BABOSEADOS

"Usted piense en billetes cuando hable con sus clientes" Eso me decía un mercadologo que fue mi jefe hace varios años cuando fui visitador médico. Pues sí, los vendedores incisivos no deben tener mayor motivación que los fajos de billetes que se pueden ganar ensartando a "las víctimas", quiero decir a los clientes compradores. Es algo tan difícil que yo nunca pude lograr, creo que por eso deje el asunto de las ventas hace como doce años. Vaya si no era noble aquella labor de la visita médica, pero cuando eso se convirtió en un mercado "altamente competitivo" por la voracidad de las compañías farmacéuticas para estoquear a los clientes con ofertas demasiado tentadoras (¡vaya que son tentadoras!) decantó en muladar. Al final terminan pagando el pato los consumidores de los medicamentos quienes son los verdaderos financistas de toda aquella estructura de ganancias bastante lucrativas. Es un entramado que encarece hasta un 200% medicamentos de baja calidad que con una buena motivación para todos los que forman parte de esa estructura se venden bastante bien. Digo de baja calidad porque nos es solamente un asunto de transnacionales, sino de aquellos laboratorios que aquí en Guatemala empezaron siendo maquilas de garaje y han llegado a ser empresas millonarias creciendo su mercado sobre todo en espacios lejanos a la capital o centros urbanos.

Hablo de vendedores incisivos porque ayer leí este reportaje de El Periódico de Guatemala titulado "El club de los estafados"; que habla de una práctica inescrupolosa que ha venido sucediendo de ha tiempo en Guatemala pero que resulta ser un mal mundial. Este equipo de vendedores incisivos concitan a sus clientes a espacios aptos para trabarlos y se prometen no darse por vencidos hasta que hayan acorralado a sus víctimas para luego hacerlas caer y chuparles todo lo que pueden en la fase posterior cuando las víctimas intentaran zafarse de ellos; lo lograran algunos no sin salir esquilmados y otros llevaran su condena por muchos años.

He visto cercanamente el dolor que le producen a la gente, el sentimiento de impotencia, el sentimiento de culpa, el autocastigo que la gente se produce después de haber sido timados por esos bastardos, y luego el periodo de resignación ante lo insalvable, y es que resulta insalvable porque son verdaderos hijos de puta que no tan fácil dejaran que la gente recupere su dignidad y las autoridades que deberían resolver en materia son bastante incompetentes.

Si ustedes leen el documento encontraran citado el nombre de esa ave de rapiña del PP que quiere ser alcalde de la capital. Para éste y toda su farsa que lleva de hace meses, todo mi desprecio.