lunes, mayo 24, 2010

La gracia del sentido

Nada se pierde de lo que ha sido. Significación mínima: nadie podrá hacer que ese ser no haya existido. (Paul Ricoeur) El problema es para qué ha sido. Este para qué demuestra el tino de cada ser humano, quiero decir, cada hombre o mujer lo dimensiona ¿Hay algo vano en el ser o en el haber sido? Lo vano se agota cuando se encuentra la gracia del sentido preservado.


Me he dado cuenta que siempre se está redimensionando el haber sido, algunas veces con dolor y otras con alegría, todo depende del estado de la redención en cada individuo. “Ni me lo recuerde usted”, decimos a veces. Me parece que fue Horacio el que dijo admirar a aquel que no se avergüenza de sus andrajos. Dice Walter Benjamin que a la humanidad redimida le cabe por completo en suerte su pasado, se la ha hecho citable en cada uno de sus momentos.


No puedo cambiar, de pronto, el haber llorado por una mujer, o talvez, que me hayan baboseado en algún negocio, que yo mismo haya hecho sufrir a alguien. Si no puedo ser tan fuerte para citarlo en público, por lo menos me lo puedo citar a mi mismo, la experiencia aporta mucho sentido, la experiencia es también memoria. “En la memoria está el secreto de la redención” reza en el monumento al holocausto en Jerusalén.