martes, agosto 31, 2010

¡Ecce Homo! Tamaulipas

Por ser tan cercana la masacre de los migrantes en Tamaulipas nos caló fuerte. Porque, aunque parezca tan globalizado en mundo, la cantidad de asesinatos en el Irak pre y post invasión, los de Afganistán, Pakistán o tal ves África nos calan diferente porque los sentimos un poco lejanos. Sin embargo allí también seres humanos son asesinados por otros seres humanos. Nos es que conejos lances bombas o ametrallen a hombres y mujeres.

Veamos hacia atrás y nos podemos dar cuenta que desde el Renacimiento, pero más desde la Ilustración el pensamiento social y filosófico ha venido planteando la idea de la libertad del hombre, del hombre como creador de sí mismo, del hombre con la libertad de elegir y entonces se elige a sí mismo en tanto elige lo que desea ser (Sartre). Viktor Frankl se pregunta ¿Quién es, en realidad, el hombre? Y responde: "Es el ser que siempre decide lo que es"

Jürgen Moltmann en su libro "El Hombre" dice algo que me parece muy interesante para reflexionar sobre lo que he dicho en el párrafo anterior: "Que el hombre sea el dios y creador de sí mismo, suena ciertamente maravilloso, pero en ninguna de las maneras lo hace más humano" ¡Vaya que esto es un reto histórico!


El espacio donde el ser humano decide ser lo que es, o, donde hombres y mujeres se construyen para manifestarse como lo que son, es la Historia. La Historia nos brinda la oportunidad de conocer a dos tipos homo: los hijos de puta y los demás, quiero decir, los indecentes y los decentes. Están estos, en todos los estratos desde la High class hasta el pueblo bajo, en la aparente legalidad estatal o en los Zetas, entre los católicos y los evangélicos, y... en los ateos.

Digo en la Historia porque los Persas, Griegos y Romanos y sus conquistados saben de masacres y salvajismo, claro, ellos lo veían como muy normal. Luego siglos de moralidad cristiana y los europeos traficantes de esclavos y los conquistadores y evangelizadores españoles que se debatían entre Dios o el oro de las indias. Con toda la luz del Renacimiento y la Ilustración y tuvimos un Siglo de las Guerras y un Holocausto Judío. Ahora hemos decantado en este género de barbarie.

En Tamaulipas fueron asesinados 72 seres humanos, la mayoría imagino, rezando a Dios, la Virgen y todos los santos (algunos solo a Dios porque eran evangélicos), algunos se cagaron y orinaron del miedo... humanos demasiado humanos. Sus asesinos son otros tantos seres humanos.


El Sábado me preguntaron ¿por qué Dios permite eso? No sé, respondí. Sería más sencillo si fuera ateo, no tendría que hacerme esta pregunta ni atendería a quien me la hiciera. Tal ves le diría ¿por qué me pregunta eso a mí si sabe que soy ateo? Creo que Dios, la Virgen y todos los santos están hoy sufriendo con los que sufren tan irreparable pérdida, los están consolando.

Pero como siempre es una pregunta válida. Algo pude decir más arriba. De Pronto Moltmann:

"Pero, por respecto a la aceptación interna de la vida en este mundo, esos significa que a este mundo no cabe considerarlo ni como cielo de autorrealización ni como infierno de autoalienación, sino que debe aceptárselo como historia y campo de batalla entre inhumanidad y humanidad"


* Pintura: http://www.eleaml.org/images/goya2.jpg

lunes, agosto 16, 2010

ladrón que roba a ladrón

La semana pasada me tocó observar como cachimbeaban a dos ladrones. Los susodichos se habían bajado de la camioneta a cuyos pasajeros asaltaron, cuando la gente de esta vio una patrulla de la PNC les avisó de inmediato. Les dieron alcance, los esposaron juntos y los dejaron al escarnio público, justo enfrente de donde nosotros estábamos pasando.

La arenga de la plebe: moralista. “Trabajen muchá, que güevos”, trancazo. “¿Por qué roban muchá, que güevos los suyos?” Trancazo. “Los de Quiché no nos dejamos, ¿Qué pensaron?” Pedrada. “Yo soy lustrador, gano cuatro cincuenta diarios y no estoy güeviando” Pedrada. “Quémenlos, yo traigo la gasolina”. Patada en la cara, diente roto, patada en la cara, ojo hinchado. Me retiré del lugar porque de hace un tiempo estoy en desacuerdo con dichos actos. Sé que estos casos desarrollan muchas discusiones a favor y en contra, yo estoy en contra pero en este momento no quiero exponer razones. A los quince minutos regresaba del menester que me ocupaba y seguía lo golpes y reclamos. Hubo quien se puso a grabar en su celular. Llegaron cinco radiopatrullas más, fotógrafos de Nuestro (muerto a) Diario. El populacho pudo haber matado a los largos y la policía pues bien gracias; dejo que los pijaciaran y luego se los cargó.

Si estos ladrones hubieran muerto, habrían de deducirse responsabilidades penales de quien, por ejemplo llevaba una piedra enorme y la quería dejar caer sobre la cabeza de uno de los ladrones, como de los oficiales que eran bastantes y dejaron que la plebe se desahogara a tales instancias.

El epílogo triste de todo esto, es que uno de esto oficiales, que yo lo vido, recuperó de manos de los largos el billete que habían robado a los pasajeros, quienes distraídos pijaciando a los largos no advirtieron que se lo guardó en una bolsita de su uniforme y se lo peinó. Este a diferencia de los primeros largos tenía uniforme, cúmplase: Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón. ¿Quién se animaría a arengarlo?