martes, julio 31, 2012

Exageraciones, el caso de José David Morales Minervini


Me parece que el caso de JoséDavid Morales Minervini está cayendo en una exageración mediática. Sobre todo por el momento en que ha salido a luz su delito y, se le está queriendo relacionar con el caso de James Holmes en Aurora Colorado. Personalmente creo que este país no es todavía capaz de producir este tipo de personalidades. Tienen que matizarse muy bien las tipologías de cada uno de estos personajes.

Escuché ayer un programa de radio ayer en el que se trataba el caso de Morales Minervini, se le estaban queriendo atribuír particularidades de sociópata y de psicópata, luego se hacían comparaciones entre éste y James Holmes. Quien se tome a bien investigar las causas de por qué y cómo se entregó; o fue capturado el primero, y luego las compare con las patologías sociópaticas o psicopáticas encontrará como primera providencia el sentimiento de culpa, sentimiento que no es compatible con las patologías mencionadas.

Desde mi particular punto de vista este chico es un homicida que encubrió su delito por un tiempo pero finalmente lo confesó ante el abrazivo infierno de la culpa.

Un pastor fuera de su  contexto, en su pastoralia solamente podía orientarlo, empero lo denunció y ahora se busca actúe como testigo del Ministerio Público, escuché de boca del susodicho  pastor haberle dicho que se entregara “para pasar un tiempo en la cárcel antes que una eternidad en el infierno”. Siendo estas ideas parte de sus fundamentos religiosos, hasta allí pienso que debería haber llegado. Es algo similar al secreto de confesión católico. Violó según mi punto de vista su vocación ministerial.

En todo caso a los amigos que también recibieron esta confesión se les tenga menos que imputar. No son ni curas, ni pastores, ni psicólogos. 

No pienso por supuesto que José David Morales sea un angelito. Mató a otra personas en condiciones aún  por determinar, luego encubrió su crimen, en tanto, por supuesto, nadie está obligado a acusarse a sí mismo. Pero tampoco es un James Holmes guatemalteco. El acto de entregarse y confesar su crimen le compelía, juzgo yo, solamente a él.