miércoles, agosto 26, 2009

Suicidio III



Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: “La muerte ha sido devorada en la victoria. ¿Dónde está, oh muerte tu victoria? ¿Dónde está oh muerte tu aguijón? 1ra de Corintios 15: 54-55.





¿Tendrán algunos un incesante deseo de no existir? Por cierto que solo tiene deseos el que existe. ¿Tendrán algunos un incesante deseo de morir? Vaya, ciertamente muere nada más quien está vivo, quien se ha muerto ya no está, a saber: ya no existe. “El que muere ya no es nada” dice una canción. Sileno señala con pesar la miseria y la infelicidad humana, de manera que estas serían las querría evitar con la no existencia o en su defecto con la muerte pronta.





Nótese el orden de intereses:



1) El sumo bien, es decir, el no existir, es al mismo tiempo el sumo deseo de Sileno. Según el budismo la causa del dolor está en el deseo y por tanto al cancelar el deseo se ha de suprimir el dolor, pero esto es un camino en el cual sólo cuenta consigo mismo
[1], es decir, con su existencia, sin la cual no podría caminar hacia la liberación, la salvación: Nirvana.


2) En defecto del primer deseo irrealizable, el segundo que si es realizable: morir lo antes posible. ¿Es un ente la muerte? No podemos negar que sabemos de ella. Sin ella pienso yo, no habría historia, ni economía, ni filosofía. Lo que si habría es mucha flojera. Pero al tiempo que la muerte es un ente, quiero decir, un ser, es también cesación del ser. Entendemos entonces que la muerte haya devenido en historia, porque hemos tomado conciencia de ella, no de nuestra muerte, sino de la muerte de otros que han cesado en determinado tiempo con la llegada de ésta.

¿Hay alguna diferencia entre morir lo antes posible (como de emergencia) o simplemente morir?




La muerte es una sentencia dictada de antemano, es la impugnable levedad del ser. Ahora digo yo: “no hay mal que dure cien años, ni enfermo que lo aguante”. Por muchos esfuerzos que se hagan nada ni nadie puede “temporalmente eternizarse” La pura eternidad, si ésta puede imaginarse, no tiene cambio, no envejece, está vacía de historia, por lo tanto, vacía de lo humano. ¿Somos nosotros tan leves? ¡Sileno ha muerto! ¡Y también Midas! ¡Y Aristóteles! Pero la miseria y la infelicidad humana siempre regresan, la eterna recurrencia, “el eterno retorno, es la carga más pesada” (Nietzsche)




Pero también la vida siempre regresa, porque la vida es repetición impersonal, muchas personas se han enfrentado a la miseria y la infelicidad humana que se sienten igual desde Platón o Aristóteles, las mismas que agobiaban a Sileno o a Teogonis.




Milán Kundera en “La Insoportable Levedad del Ser” dice:




“Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad…




…¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?




La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será…




…Por el contrario, la usencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real solo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes…




(…) una vida que desaparece de una vez y para siempre, que no retorna, es como una sombra, carece de peso, está muerta de antemano y, si ha sido horrorosa, bella, elevada, ese horror, esa elevación o esa belleza nada significan"




Ahora me pregunto: ¿es tan maravilloso el peso y tan terrible la levedad?




Concluye Kundera luego de citar a Parménides que “la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equivoca de todas las contradicciones”




En un artículo de hace unas semanas se decía que: “la gente no se suicida porque quiera morir, sino porque se encuentran en una situación de desesperanza, un situación que sienten que no pueden cambiar, que es intolerable, que nunca terminará y respecto de la cual no se puede hacer nada”




¿De pronto podrían detenerse a pensar en esta misteriosa y equivoca contradicción? Si, en esta contradicción, porque después de ella hay nada. Es posible que esta contradicción genere la fuerza motora de la historia.




Si después de todo hay nada (San Juan de la Cruz) aunque ese todo sea una contradicción, entonces todos hemos tenido el coraje de ser, comprendiendo, por supuesto, que la nada quiere decir no-ser. La muerte puede llegar, pero antes llegamos nosotros, le ganamos la carrera. Es decir, ya le hemos vencido una vez. El asunto ahora será buscarle sentido a esta victoria.






[1] El sí mismo medita, adquiere sabiduría, llega a la plena doctrina, llega al final del camino.

No hay comentarios.: