El Pan Nuestro que nos ganamos cada día

“¡Juro por el odio que me devora que he de beber su sangre!”

(El Príncipe Sandokán)

“¡El pan nuestro que nos ganamos cada día no permitas que nos lo quiten hoy”

Ayer he visto algo que me ha dolido hasta los huevos.

Quien ha sufrido hambre, pero también quien ha sufrido asoleadas y frio para quitarse el hambre entenderá que ante tales necesidades el código municipal pela…

¡Cinco policías de EMETRA! Incluso una regordeta entre ellos no podían someter a un vendedor de crucero en el semáforo que de la colonia Carabanchel da a la calzada Roosevelt. El vendedor tenía los dos brazos ocupados, en uno tenía una considerable cantidad de anteojos para el sol (cabe la temporada) y en el otro, implementos para teléfonos celulares. En resumidas cuentas tenían que decomisarle su venta. ¡Qué cobardes y montoneros! Pero, a pesar de todo no podían someter a un sólo hombre: necesitaban refuerzos. El escándalo llamo la atención de los transeúntes y obstaculizó el tránsito por un momento.

Al vendedor de crucero lo ubico en varios puntos: El Naranjo, La San Juan, La Roosevelt. A veces vende frutas, a veces flores, lo importante es cumplir con la ocasión. ¿Qué daño puede causarle a don Álvaro Arzú o a sus perros de caza? Los nietos de ese viejo maricón y los hijos de gerente de EMETRA, aún los hijos de sus choleros no deben haber pasado hambre anoche. ¡Quitarle su único capital a un vendedor de crucero y que éste lo haya defendido con huevos! ¿Lucha de clases?

Es común que este tipo de vendedores no acumulen riqueza, solamente ganan para cumplir con sus necesidades básicas; si les quitan sus mercaderías les quitan sus medios de vida.

Cuando vi esto hasta me dolieron los huevos, acrecenté mi desprecio por quienes dirigen la ciudad. Intenté tomar fotos y video, en el instante la regordeta anotó mi número de placa como forma amenazante