martes, marzo 27, 2007

LOS PRÉSTAMOS

Nacer entre los pigmeos del África o en un barrio de la Quinta Avenida de New York, es en verdad igualmente nacer. Pero es nacer en otro mundo, es nacer especialmente en un mundo que predetermina como pasado, y por ello determina, nunca absolutamente pero es suficiente que determine radicalmente, la implantación del proyecto futuro. El que nació entre los pigmeos tendrá el proyecto de ser un gran cazador de animales; el que nació en New York forjará el proyecto de ser un gran banquero, es decir, cazador de hombres.
                                                                                   Enrique Dussel (Filosofía de la liberación)



¡Si la mierda que dejo en el sanitario tuviera una característica económica! Cuantificable y valorizable por supuesto. Si esto pasara, definitivamente los empleados bancarios encargados de tramitar los préstamos estarían muy interesados en seguirme cuando voy a defecar.

Quien solicita le presten unos centavos en cualquier banquito nacional corre el riesgo de descubrir su vida y la de su familia ante el vituperio y discrecionalidad de los empleados bancarios. ¡Poco falta para que investiguen el color, la consistencia, la constancia, las potencialidades, las singularidades, etc., de las “fecas” que produce! Todo esto además de demostrarles que usted no necesita el pisto, es decir, que en lo que está realmente interesado es en pagar por pasatiempo ciertos intereses. Me dijo un empleado de uno de los bancos más grandes de Guatemala: “Es que el banco tiene que estar seguro de que vos le podés pagar”


Sucede lo mismo con los seguros de vida, quien solicite uno ha de mostrar salud física y emocional de hierro. ¡Imagínense que las aseguradoras se arriesgaran a asegurar a un loco como yo de tendencias suicidas y que abusa del tabaco! ¡ja! Diría un respetable maestro que tuve en la universidad, esto lo hacía cada vez que alguien le respondía una mulada.

“Cuándo hable con nuestros clientes PIENSE EN BILLETES”, me decía un antiguo jefe. Ese don Carlos si que era un “buen mercadologo”. Imagino la cantidad de pajas que les dicen los jefes a los vendedores de seguros y tramitadores de financiamientos bancarios, me parece que ha de ser muy parecido a eso ¡piense en billetes!

Hace unos días decidimos solicitar un préstamo al susodicho banco, para ciertos menesteres de beneficio para mi familia. Cuándo mi papá fue a la sección indicada con escritura de nuestra casa en mano le dijeron: “usted ya esta muy viejito, ya no califica, búsquese a alguien que esté más patojo –a quien si le podamos meter la verga- que se haga responsable del crédito. Usted solamente debe dejar su casa hipotecada como soporte del préstamo que les vamos a hacer”

Hacéte cargo vos –me dijo mi papá- y yo firmo la hipoteca sobre nuestra casa. Me pidieron uno y mil papeles, querían enterarse del teje y maneje de nuestro negocio familiar (y lo hicieron), de todas las cosas que pudieran confiscarme en caso yo no pagara: “¿cuánto gana, cuánto gasta, qué compra, a quién se lo vende, cuánto le gana, tiene algún terrenito, algún carrito, camioncito, depósitos a plazo fijo, joyas, mercaderías, todo tipo de bienes, alguna hermana buenota que responda si usted no paga?” Tanto que ahora me da hasta pena que los empleados del banco sepan tanto de mi familia.

Después de toda la tramitología, me llamó un día el empleado del banco: “¡Felicitaciones! Su préstamo fue aprobado, ahora entra a la segunda fase” ¡Qué! ¿Hay una segunda fase? Si, tiene que llamar a una empresa valuadora, -me respondió el pobre de Enio- Lo que sucede el que el banco tiene que estar seguro de cuánto vale la casa de su papá.

Llamé a la empresa valuadora, me respondió al final una secretaria que me dijo que primero me enviaría por correo el presupuesto de la valuación y si yo aceptaba, entonces se llevarían ocho días para el trámite. Cuando me enviaron los costos de la valuación decidí finalizar la solicitud del préstamo: los costos ascendían como al 5% de lo que necesitaba me prestaran. Homo hominen lupus. Quien desee solicitar un préstamo debe de saber que arriesga, es decir, debe gastar mínimo el 10% de lo que necesita para gastos de cualquier mierda.

Un amigo muy preciado para mi me presto el dinero, mandé a la mierda a los del banco y a toda su jauría de intermediarios.

3 comentarios:

Cesar Martinez dijo...

Como buen vendedor de fuerza de trabajo nunca he atravesado los menesteres que mencionas. Mis encuentros han sido con las pequeñas ventosas del capital financiero internacionál, las tarjetas de crédito. Esas las reparten casi de forma indiscriminada y endeudan al desprevenido.

charakotel dijo...

Un cuate me contó que en el Banco de Antigua le dieron un préstamo sin tanta paja. Lo que no imaginaba el cándido amigo es la metida de nabo que le esperaba...

Saludos.

Pd.

Hop Hunahpu dijo...

Guatemala es un ecosistema -entiéndase jungla- donde los banqueros son nada más un grupo de depredadores. Muchos de esos abusos serían ilegales en cualquier parte, incluso en el paraíso terrenal de los neoliberales (los EEUU). Hay que ver como se quejan de los atropellos a los derechos individuales, pero ante lo que hacen los bancos, las empresas de servicios públicos, y los comerciantes callan como putas. Putas con dobles raseros.