sábado, septiembre 15, 2007

Latin American Idol y 15 de Septiembre

Hoy es 15 de septiembre, día de la independencia, ¿de qué? No se. Muchos dormimos hasta tarde, hemos estado hartándonos de comida en casa, otros disfrutan el día libre en un paseo, los más prácticos se estarán poniendo una soca y mañana la goma les recordará que deben salir a trabajar el lunes.

Lo más ferviente de nuestra nacionalidad se puede obtener por siete quetzales, creo que eso cuesta el voto telefónico por Carlos Peña en el Latin American Idol. Interesante la creatividad de los mercaderes para mercadear nuestra nacionalidad, de suerte para ellos que este país no sea en realidad una verdadera nación.

Ahora se piensa que el espíritu de la nación se difunde a través de Sony enterteiment: mitologías nacionalistas que opacan y a algunos nos regresan a los intentos de formar un verdadero Estado-Nación. Y se difunden a cantaros –por radio, televisión y prensa escrita- por el miedo de nuestros amos de que sepamos la verdad, porque entonces lloverían los vergazos.

Hasta los pobres soviéticos pensaron que con su modelo comunista se terminarían los etnicismos y los conflictos locales. “El comunismo superará todo” gritaban los más fervorosos creyentes y al final de los días del Imperio Soviético se llevaron un gran fiasco. Si esto fracasó ¡imagínense ustedes que el sentir futbolero o el Latin American Idol nos quieran unir!

Carlos Peña al igual que Eduardo Suger es un icono urbano y ladino, lo que significa que la “industria de la cultura” no nos ha ganado a todos, al menos es lo que yo creo.

Pues bien la cultura es un bien de la humanidad, pero el hecho actual nos enfrenta a las fábricas de la cultura, a la gran industria de la cultura.

Estar pensando en esto me llevó a recordar un libro que leí hace algunos años: “La dialéctica del iluminismo”, sus autores: Theodor Adorno & Marx Horkheimer. Entresaco algunas frases que se pueden aplicar al fenómeno:

“En la misteriosa actitud de las masas técnicamente educadas para caer bajo cualquier despotismo, en su tendencia autodestructora a la paranoia “popular”, en todo este absurdo incomprendido se revela la debilidad de la comprensión teórica del hoy…

En el estado injusto la impotencia y la dirigibilidad de la masa crecen con la cantidad de bienes que le es asignada. La elevación del nivel de vida de los inferiores –materialmente considerable y socialmente insignificante- se refleja en la aparente e hipócrita difusión del espíritu, cuyo verdadero interés es la negación de la reificación. El espíritu no puede menos de debilitarse cuando es consolidado como patrimonio cultural y distribuido con fines de consumo. El alud de informaciones minuciosas y de diversiones domésticas corrompe y estupidiza al mismo tiempo…

Si la cultura respetable ha sido hasta el siglo pasado un privilegio pagado con mayores sufrimientos por quienes se hallaban excluidos de la cultura, la fábrica higiénica de nuestro siglo ha sido pagada con la fusión de todos los elementos en un crisol desmesurado. Y talvez no fuese siquiera un precio tan alto como lo consideran los defensores de la cultura (cultura respetable), si la venta y liquidación de la cultura no contribuyese a pervertir y convertir en lo contrario las mejoras económicas”

No hay comentarios.: